Es muy curioso como una idea, un concepto que al principio aparece rodeado de un halo de optimismo y alegría pierde poco a poco el brillo y la ilusión que un día desprendió. Las esperanzas y promesas incumplidas o el mero paso del tiempo abren paso a la decepción cuando te das cuenta que donde estás no es ni la sombra del lugar al que una vez decidiste ir. Va en la condición humana, nos ocurre en el ámbito laboral, en las relaciones de pareja y,como no, en el sentimiento patrio 'bien entendido'.
No busquéis ideología en este post, el que suscribe ha perdido en alguna parte la identificación política con un color en concreto. Sigue manteniendo sus ideas pero no encuentra representantes válidos que puedan materializarlas. Las charlas de pasillo, la palabrería 'compravotos', la corrupción, la voracidad de la burocracia y los intereses creados han convertido la política en un oficio ingrato y falto de honor ante mis ojos.
Pongamos Europa como ejemplo, a principios de los 90 cuando se firmó el tratado de Maastricht asentando las bases de la Unión Europea, las sensaciones no podían ser mejores: apertura, mejora económica, desaparición de fronteras y sentimiento de unidad y pertenencia... Merecía la pena esforzarse por lograr algo así o al menos eso pensaba yo que por aquel entonces no había alcanzado aun la mayoría de edad. Hoy, en cambio, la idea de Europa llega acompañada de connotaciones negativas: división, intervención, falta de solidaridad, rescate, imposiciones, miedo y, lo más grave de todo, falta de confianza.
La subordinación a los intereses europeos se sobreponen a las decisiones de todo un pais y no parece que las cosas vayan a cambiar mucho. Lo hicieron unos y, ahora, lo continúan otros.
Supongo que el escenario escocés en el que se movía William Wallace en Braveheart no es comparable a la actual situación europea y que sus arengas militares no sean lo más "conveniente" aunque sí su espíritu. Mi Wallace, aquel al que yo daría mi voto con los ojos cerrados diría algo así:
"Hemos llegado al límite. No habrá más recortes de ningún tipo, los españoles ya hemos demostrado con creces nuestra voluntad de continuar. Aun sin ayudas, saldremos de ésta y si las hay las aceptaremos y aceleraremos el proceso, pero no más condiciones, no más objetivos, no más presión. Confío plenamente en mi pais y en su gente, hacedlo vosotros también."
Todo es una cuestión de confianza...