sábado, 27 de abril de 2013

Bad luck




Cuando se sentó en su esquina de cielo, se le vino el suelo encima.




Los Secretos y su eterna amiga Mala Suerte

jueves, 25 de abril de 2013

Parchís



Recuerdo el curso del 84 como se recuerdan los goles en el último minuto.Yo fui la ficha roja, ella la amarilla. Mi vida transcurría con un balón pegado al pie, unos cuantos cromos a las manos, y un par de 'me gustas' en su libro de matemáticas. La suya con una goma en los tobillos, muelles en los zapatos y alguna nota furtiva en mi pupitre. Fue una tarde de finales de Junio cuando, al bajar de aquel escenario mecidos por el eco de unos aplausos que aun quemaban manos, tiré los dados y, al fin, me la comí. Dicen los que lo vieron que cerró los ojos. Ella se fue a casa y yo terminé el curso contando una sonrisa y lo comencé derramando veinte lágrimas que, no me preguntéis cómo, cayeron sobre otro tablero, en otra partida, y con otras fichas. Y ella se perdió dentro de aquel verano, o en mis sueños, o en esta canción, o en un microrrelato cualquiera: convertida en un déjà vu constante. Y yo, en niño de nuevo.
 
Ja!


martes, 23 de abril de 2013

Culpa


El reflejo intacto en el espejo bajo la tenue luz del baño le enfurece. Eso, y no el portazo de hace un rato, ni la botella vacía, ni la llamada sin respuesta, ni ese futuro imposible. Ni siquiera el impacto de su puño contra el cristal, ni su mano ilesa, ni su rostro ensangrentado.





sábado, 20 de abril de 2013

martes, 16 de abril de 2013

El primero que ría




Esto va en serio, y lo saben. Uno a cada lado de la mesa. Se guardan la risa en los bolsillos y comienzan a jugar. El primer plato llega humeante, lo devoran sin apartar la vista el uno del otro. La presión es asfixiante y ambos están a punto de ceder, no lo hacen. Duelo de miradas a la luz de las velas, manos entrelazadas, lluvia de vino y truenos de cristal. El segundo no decepciona, lo saborean y se sienten más seguros de su victoria. Una botella vacía preside un silencio cómodo e interesado. Deciden no pedir más. El aroma a café parece recordarles tiempos pasados, lo toman solo y sin azucar. Su gesto sigue imperturbable y sus miradas ya no pesan. Ella saca un bolígrafo del bolso y escribe algo en una servilleta, sin dejar de mirarle. Él lee y, a su vez, responde sobre otra.

- "El primero que ría, gana".

- "Tarde".

Como cada domingo desde que tengo memoria, él pone el abrigo sobre sus hombros y ella coge su brazo. Les abro la puerta y abandonan el local mirándose aunque, algo me dice, que ya  sin verse.