El reflejo intacto en el espejo bajo la tenue luz del baño le enfurece. Eso, y no el portazo de hace un rato, ni la botella vacía, ni la llamada sin respuesta, ni ese futuro imposible. Ni siquiera el impacto de su puño contra el cristal, ni su mano ilesa, ni su rostro ensangrentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario