martes, 12 de marzo de 2013

Nadie


Sé que violo las normas de la cárcel y que me arriesgo a una sanción si me descubrieran, aun así cada noche me siento junto a la puerta de su celda y le observo. Disfruto del silencio quebrado tan solo por el susurro de sus pensamientos y por el rasgar de una pluma sobre el papel que le ofrezco.
Hoy le he traído una pequeña vela, la ha prendido con el brazo sano y ha leído en voz baja.
He vuelto a casa apestando a libertad, aquella por cuya ausencia velo y con cuya presencia sueño.
Pero no me hagan mucho caso, ya les he dicho que no soy nadie y nada de mí dirá la historia.





"¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?"



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