jueves, 8 de noviembre de 2012

Sonidos




Reconozco que para oídos no entrenados la apreciación de ciertos sonidos es como poco improbable. Llevo doce años desempeñando mi labor profesional con suma dedicación y he aprendido a clasificarlos según su intensidad y cadencia. En unas ocasiones son secos e intermitentes como pasos acercándose, en otras son  más prolongados y agudos, similares al que realiza la tiza al deslizarse por la pizarra y, otras veces, son sutiles y apagados como puñetazos sobre una almohada. Es  muy común que lleguen acompañados de voces y gritos cuya naturaleza no me siento capaz de describir.
En nombre de mis compañeros de profesión y en el mío propio, espero que entiendan nuestro  permanente carácter arisco y agresivo, pues está sustentado por un profundo desprecio hacia la raza humana.

Mi nombre es ‘Tor’ y soy el perro guardián de este cementerio.

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